martes, 30 de abril de 2019


A propósito del encuentro padres e hijos que se llevará a cabo el sábado 04 mayo del presente año, y en el cual están cordialmente invitadas las familias de los estudiantes de grado 11, les compartimos el presente artículo, el cual pueden consultar también en la revista DIDASKALIA 8 II semestre de 2013.


UN ENCUENTRO SIGNIFICATIVO CON  IDENTIDAD
“ENCUENTRO PADRES E HIJOS COLEGIO CLARETIANO BOGOTA”


El presente artículo pretende dar a conocer el sentido de  la experiencia “encuentro padres e hijos” de grado once, enmarcado en un trasfondo social.  Se realiza un breve recorrido histórico del proyecto  y se retoma  el testimonio de una familia claretiana que ha vivido el proceso.

Para la comunidad claretiana ha sido importante propiciar espacios de reflexión donde estudiantes, familias y orientadores conformen redes de formación en apoyo a la construcción de sus proyectos de vida. El encuentro padres e hijos de grado once articulado al proyecto de escuela de padres y orientadores, tiene como propósito “fortalecer las relaciones intrafamiliares a través de la participación activa de la comunidad, para propiciar la formación integral y la construcción del proyecto de vida,   inspirados  en los principios y valores de la educación Claretiana (Benitez, Correa, Mora, Ibarra, & Velasquez, 2013).

El contexto en el que se desarrolla este  proyecto tiene en cuenta lo planteado por Zygmunt Bauman (2004), sobre la modernidad líquida y los desafíos que se  presentan en  la actualidad, estos aspectos son los fundamentos que soportan la justificación  y la pertinencia de la experiencia  del encuentro  padres e hijos.
De lo sólido a lo líquido: del pasado al presente.
No es un secreto para los lectores de este artículo, el cambio cultural evidente que se ha gestado y consolidado en los últimos tiempos; pequeños rasgos que se veían confusos y lejanos hace un tiempo, marcan ahora las bases del cambio cultural, que al ser abrupto frente a la continuidad histórica, hace entrar en crisis las distintas instituciones, se destacarán los cambios en la familia, ya que ésta es el núcleo primordial de la sociedad.
Bauman (2004)  llama al conjunto de los fenómenos que vemos en la actualidad, cómo modernidad líquida[1], la cual da cuenta de la dificultad del lazo social, que se torna transitorio y ligero, no se tiene en cuenta la responsabilidad hacia el otro, y se elimina todo arraigo, salvo a sí mismo, ya que es la única entidad estable frente a la volatilidad del presente. “La modernidad líquida es un tiempo sin certezas, dónde los hombres que lucharon durante la ilustración por poder obtener libertades civiles y deshacerse de la tradición, se encuentran ahora  con la obligación de ser libres, asumiendo  los miedos y angustias existenciales que esta libertad comporta; la cultura laboral de la flexibilidad arruina la previsión del futuro” (Vasquez Rocca, 2008)
Esta inestabilidad se hace evidente en la familia nuclear, en dónde la pareja puede separase ante la primera dificultad, haciendo del amor una categoría flotante, caracterizado por un total desarraigo afectivo. Bauman (2004) se refiere al miedo de establecer relaciones duraderas y a la fragilidad de los lazos solidarios que parecen depender solamente de los beneficios que generan (Vasquez Rocca, 2008), haciendo que todo se mida en términos comerciales de costo/beneficio. Como resultado de esta nueva configuración familiar y social, ha ido en aumento la conformación de diversas estructuras familiares (Mono parentales, extensas y  alternas), que  inculcan a sus miembros valores para la supervivencia de esta época, como la flexibilidad, y fragmentación de intereses y afectos, así como el sacrificio de todo arraigo que genere compromiso y lealtad, ya que nada es fijo y todo es cambiante.
La escuela de padres y orientadores: Construcción de sociedad
Ante esta realidad, el Colegio Claretiano, mediante la escuela de padres y orientadores, pretende hacer frente a esta ruptura cultural, rescatando los valores que la modernidad líquida pretende dejar al margen. De esta manera se trabaja para rescatar el núcleo familiar como el principal gestor de sociedad, teniendo en cuenta que familias frágiles conllevan a la consolidación  de una sociedad consumista  que promueve el individualismo.
Es así, como uno de los principales objetivos es favorecer en los padres el desarrollo de la conciencia de ser los primeros educadores de sus hijos, propiciando cambios de actitud que permitan condiciones y relaciones familiares más constructivas, inspirados en la pastoral educativa; así como lograr una adecuada comunicación colegio-familia, con el fin de ser coherentes frente a los valores que se forman en casa y que se fortalecen en la institución en el proceso de socialización del estudiante y la creación de comunidad.
Para lograr esto el departamento de psicología apoyándose en diferentes instancias institucionales, construye estrategias y metodologías dirigidas a todos los estudiantes y sus familias –de transición a once- las cuales propenden siempre al aprendizaje comunitario y vivencial, teniendo en cuenta el momento evolutivo, así como las realidades y necesidades propias de la comunidad claretiana.
De este modo la escuela de padres y orientadores  abarca la realización de dos encuentros al año con los padres de familia de cada grupo de grado cero a decimo; para grado once se realiza un último encuentro que  consolida  un proceso encaminado a fortalecer la relación de padres e hijos,  para aportar al  proyecto de vida del estudiante y su familia, arraigando los valores claretianos.
El momento de encuentro padres e hijos como modalidad de convivencia fue  impulsado por los  padres GUILLERMO JIMENEZ CMF y ALBERTO RODRIGUEZ C.M.F. en el año 1992; con la participación de los equipos de  psicología, pastoral, docentes de grado once, docentes de diferentes áreas pertenecientes al proyecto de escuela  de padres y orientadores, además de  algunos padres de familia que multiplicaban la experiencia.
Actualmente  esta experiencia es de carácter institucional y se ha ampliado su participación a las diferentes áreas fortaleciendo aun más sus propósitos, convirtiéndose en parte esencial y distintiva del colegio claretiano. 

Del papel a la vivencia: el testimonio de una familia claretiana[2]
“En los primeros albores de ese 20 de abril, el frio bogotano se tornaba amable, el tráfico de la gran urbe aún estaba fluyendo normalmente y una cara joven nos miraba expectante, sonriente, con su habitual alegría… solo que esta vez ya no era el niño que teníamos que llevar de la mano al preescolar claretiano, era nuestro hijo menor que ya con su nueva voz nos invitaba a compartir esta experiencia.
Una mañana y un día inolvidables: era la oportunidad para verificar la huella que el PEIC ha dejado en el ser de nuestros hijos (ambos han sido educados en el colegio Claretiano desde el Preescolar) y en el interior de nuestra familia.
[…] Es la segunda vez que como padres tenemos el placer de regocijarnos en los frutos de nuestro esfuerzo amoroso desde el plano familiar y en la ayuda pedagógica, evangelizadora y socializadora de nuestro amado colegio Claretiano: el ingreso de nuestro segundo hijo a la sociedad “… con la capacidad para recrear la vida, promoverla y defenderla”.
Por nuestra mente pasaban veloces los recuerdos de ese primer día de clase en el preescolar del colegio Claretiano y se mezclaban en una especie de magia porque estábamos viendo por doquier a unos jóvenes llenos de alegría, esperanzas e ilusiones… como los vimos hace 11 años: alegres, dispuestos al juego, a la pintura dactilar, a corear las rondas, (No se nos olvidará jamás esa de “Don Pirolo”). Claro que esa lejana mañana se adornó con delantales vistosos, loncheras repletas de viandas, orientadoras amorosas que recibían cálidamente a nuestro hijo y a sus compañeros, muchos de ellos nos han saludado amablemente hoy, con una voz cuyo tono es distinto pero su motivación es cautivadora: sale de lo más tierno de sus corazones y expresa toda la amistad y solidaridad que han logrado consolidar.
Toda esa juventud y sus familias estuvimos como en una danza, en un carrusel, que gracias a su experta planificación, nos posibilitaron la reflexión sobre temas profundos y trascendentes en la vida de nuestros hijos, participamos de  talleres que en medio de la lúdica aportaron a toda una vida escolar dedicada, entre otras cosas a desarrollar y potenciar esas ocho dimensiones, ( Ética, Espiritual, Cognitiva Social, Afectiva, Comunicativa, Estética, Corporal y Política)   de la formación integral que propone el Colegio Claretiano. Allí, medio en broma pero muy en serio, tanto padres como hijos tuvimos oportunidad para la autocrítica, el perdón y el afianzamiento de proyectos para desarrollar en la vida…. ¡Buen balance para el colegio! porque se pudo apreciar que la inmensa mayoría de sus estudiantes se proyectan como profesionales para ponerse al servicio de su comunidad, para hacer realidad los postulados de San Antonio María Claret y premiar de esta manera todos nuestros esfuerzos.
Como cierre de ese carrusel de esperanzas, surge una actividad que es difícil describir por el simbolismo que representa: la entrega del cofre de los recuerdos más representativos de nuestro hijo. […] No alcanzan las palabras y las pocas que hay se confunden como se confundieron las de nuestros hijos al abrir el cofre y ver de un solo golpe sus patines de lana tejidos por la abuela, el ajuar de bautismo, sus primeras medias, el juguete más preciado, el álbum de fotos que iniciaba con la del primer baño, (para casi todos prohibida de subir a las redes sociales), la hoja con su primer dibujo de su papá y su mamá, el registro de sus primeras letras en el cuaderno de tareas …
Allí en Villa Sallent, como confirmación de nuestra fe católica también se tuvo la oportunidad de celebrar la eucaristía, agradecer al Dios de la vida por premiarnos con nuestros hijos, con su colegio, sus orientadores, directivos y administrativos.
Al final de la tarde, en un desfile multicolor, apreciamos una muestra de las dimensiones forjadas en el colegio Claretiano. Se turnaron el teatro y la danza y lo que vimos años atrás en izadas de bandera o en eventos inaugurales de su vida escolar, se transformó en un derroche de baile y escenas teatrales que nos comunicaron no solo nuestra riqueza cultural sino la creatividad y el talante artístico de nuestros hijos. Ahora estamos seguros que se nos creció el amor.
De regreso al colegio, cada uno de los buses traía todo un cargamento de felicidad y agradecimiento, de tranquilidad por el avance formativo pero de ansiedad por el inmediato futuro. Al bajarnos, nuevamente nos recibió el colegio, ese mismo que nos ayuda en la compleja tarea de educar, el mismo que nos ha demostrado que “… no se matricula un estudiante, se matricula una familia”.
El envío: Esperanza de un mundo mejor
Desde esta experiencia se recoge la formación holística como producto de los esfuerzos de la comunidad de aprendizaje,  al ser  símbolo de envió de estudiantes y  familias  con la conciencia y sensibilidad para reconocer sus contextos y realidades, permitiéndoles ser personas que propongan alternativas innovadoras para transformar positivamente  las relaciones y su entorno.
Considerando la construcción del proyecto de vida personal y de familia, este encuentro es un momento importante de reflexión para continuar con otra etapa de sus vidas, donde se plasman metas, sueños y propósitos en búsqueda del pleno desarrollo de la calidad humana.   
Es un reto constante para la institución vincular a la familia en el  acompañamiento asertivo,   desde los talleres y conferencias; con la intensión de construir estrategias que aporten de manera significativa a la formación integral, promoviendo la consolidación  de familias con apegos afectivos, fraternas, solidarias,  enmarcadas en valores de justicia, respeto , equidad, lealtad y honestidad.
Finalmente, la comunidad evidencia  una responsabilidad social con todos los miembros de la misma para que estos encuentros trasciendan en sus vidas,  con el principio fundamental  de favorecer   pensamientos, actitudes, valores,  comportamientos y relaciones coherentes con la  defensa de la vida y la dignidad humana.

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA JORNADA MAÑANA

BIBLIOGRAFÍA
Bauman, Z. (2004). Modernidad líquida. En Z. Bauman, Modernidad líquida. México: Fondo de Cultura Económica.
Benitez, N., Correa, V., Mora, N., Ibarra, M., & Velasquez, R. (2013). Proyecto de psicología. Colegio Claretiano. Bogotá D.C.
Colegio Claretiano de Bosa. (2013). Proyecto Educativo Institucional Claretiano PEIC. Bogotá D.C.
Rodriguez Rozo, J. A., & Maldonado Suarez, A. M. (2012). Carta al Colegio Claretiano. Experiencia encuentro padres e hijos grado once. Bogotá.
Vasquez Rocca, A. (2008). Zygmunt Bauman: Modernidad líquida y fragilidad humana. Nómadas. Revista crítica de ciancias sociales y jurídicas .



[1] “Los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen. Cómo la desregulación, la flexibilización o la liberalización de los mercados” (Bauman, 2004)
[2] (Rodriguez Rozo & Maldonado Suarez, 2012)

viernes, 12 de abril de 2019

VÍDEOS GANADORES #elretochallenge

Agradecemos a todas las familias su participación e interés por el proceso de sus hijos, después de mucho debatir escogimos las siguientes iniciativas:

Por que ayudar en la casa es todo un reto:



El mundo de hoy hace que conocer a nuestros hijos a profundidad sea todo un reto:


Por que desde la filosofía institucional Claretiana se defiende la vida: 






jueves, 11 de abril de 2019

Caracterización

Apreciadas Familias Claretianas:

Con la intención de  aportar elementos para el proceso de caracterización personal, de grupo y grado, para favorecer la adecuada toma de decisiones pedagógicas, solicitamos diligenciar el siguiente formulario con la mayor sinceridad posible.

Agradecemos su valiosa colaboración.

Ingrese aquí para diligenciar el Formulario de Caracterización de Transición a Tercero